¿Podríamos vivir sin dinero?
Las tarjetas de crédito y los sistemas de pago a través de dispositivos móviles, como el conocido Apple Pay, podrían desterrar a las monedas y los billetes de nuestras carteras y bolsillos ¿Lo conseguirán?
Pagar cualquier cosa sin tener que abrir el bolso o la cartera para sacar un billete o verse obligado a rebuscar esos céntimos esquivos en nuestros bolsillos. ¿Es una aspiración poco realista? No, se trata simplemente de un escenario futuro al que podríamos llegar gracias a las tarjetas de crédito o los sistemas de pago desde plataformas móviles. Eso sí, en algunos lugares están más cerca de despedirse del efectivo que en otros.
Según un estudio del Real Instituto de Tecnología KTH, llevado a cabo por el profesor especializado en economía Niklas Arvidsson, Suecia será el primer país del mundo en prescindir del dinero en metálico. Arvidsson sostiene que este cambio vendría dado, fundamentalmente, por la gran acogida que los suecos han brindado a las nuevas tecnologías y por el crecimiento de la utilización de sistemas como Apple Pay.
Además, el estudio señala que los casos de corrupción que se han vivido en el país también pueden favorecer la llegada de este futuro sin billetes, ya que la ciudadanía se siente más segura efectuando pagos electrónicos o utilizando, incluso, criptomonedas como el bitcoin.
¿Sin calderilla para el bus?
"El uso del efectivo es cada vez menor y se va reduciendo rápidamente", asegura Arvidsson basándose en los datos del Riksbank, el banco central sueco, que recogen una lenta, pero constante, disminución de billetes y monedas en circulación desde 2009.
El que prácticamente cualquier establecimiento del país acepte pagos electrónicos, desde los transportes públicos hasta las grandes superficies, no ha hecho sino ayudar (y mucho) a que se dé esta situación.
Sin embargo, el mismo Riksbank señala que, para las transacciones cuyo importe es inferior a las 100 coronas (unos 11 euros), 4 de cada 10 suecos siguen optando por el efectivo, y sólo 7 de cada 100 jubilados recurren a sus tarjetas o dispositivos móviles a la hora de abonar una compra.
Los datos que maneja el BCE también contradicen, en cierto modo, la hipótesis que defiende el estudio de Arvidsson. Aunque la institución coincide en el entusiasmo de los suecos por lo los pagos electrónicos, también destaca lo mucho que acuden a los cajeros para proveer sus carteras de billetes.
Fallo en el sistema
Por otra parte, por muy avanzado que pueda parecer a simple vista este futuro sin carteras abultadas y bolsillos tintineantes, también se han de tener en cuenta los riesgos que conlleva depender completamente de la informática.
El problema más evidente serían los posibles fallos técnicos del sistema que sustente todo el entramado monetario que provocarían el caos más absoluto, no sólo a pie de calle, sino también en todos los aspectos de la economía del país.
Otra posible consecuencia negativa de este cambio sería el aumento del fraude, ya que muchas operaciones podrían realizarse bajo cuerda y eludir ciertos impuestos.
Asimismo, decir definitivamente adiós al efectivo podría acrecentar la brecha digital entre la población, ya que a los que no pudieran acceder a estos medios electrónicos no podrían efectuar ningún tipo de pago. Esta misma barrera podría trasladarse al turismo y hacer que disminuyera el número de viajeros que eligiera el país como destino.
Dinamarca, el gran rival
A pesar de estos inconvenientes, a la utópica idea de una sociedad sin efectivo no le faltan, precisamente, pretendientes. De hecho, el propio Arvidsson ha reconocido al rotativo británico The Guardian que Suecia quizás no logre prescindir totalmente de sus billetes y monedas y otro país podría lograr antes este propósito.
Entre los que avanzan sin descanso hacia esta meta destaca Dinamarca, cuyo Gobierno acabó este mismo año con la obligación de los comerciantes de aceptar pagos en metálico. Así, tiendas de ropa, cines o gasolineras tienen todo el derecho a negarse a recibir pagos en efectivo si así lo desean.
Esta revolucionaria decisión forma parte de una serie de medidas enfocadas en el crecimiento económico que el Ejecutivo danés irá presentando a lo largo de este año.
Fuente: http://www.expansion.com/